lunes, 21 de diciembre de 2009

LA VAQUILLA

Se cumplen estos días 25 años del rodaje de una de las mejores películas que se han hecho en España: La Vaquilla de Luis García Berlanga. Desde luego dentro de la comedia, o mejor aún, tragicomedia, ocupa el podium junto a Amanece que no es poco.
La película, para los que no la hayáis visto, es uno de los mejores reflejos de lo que fue la guerra civil española. En ella y como síntesis muy sintetizada, los soldados de los dos bandos luchan por hacerse con una vaquilla: unos para comérsela y joderles la fiesta a los fascistas y los otros para entretener al pueblo en las fiestas patronales tratando de ganárselos para su causa nacional. Al final, la vaquilla muere sin haber servido a ninguno de los dos bandos y es que muere devorada por los buitres. No ha habido mejor resumen que ese de lo que significaron esos tres años en aquella España. La vaquilla representa un país que, tras una contienda absurda y que aún sigue coleando 70 años después, salio muy mal parada, sin más vencedores que los buitres a los que sirvió de alimento y que representan a la clase dirigente que ascendió al poder tras el conflicto y estuvieron en él durante los 40 años más negros de la historia reciente de España.
A mi la película, independientemente de esta parte más trágica, me trae muy buenos recuerdos de otras épocas. De noches que terminaban en cualquier esquina a las mil de la noche, cuando habíamos cerrado los bares de mi pueblo y el calor de las noches de Agosto hacia que nadie quisiese irse a dormir hasta que no empezase a refrescar un poco. Aquellas noches nos dedicábamos a hablar de lo divino y de lo humano, a arreglar el mundo y a soñar, a pensar en el futuro y en banalidades. Pero también las dedicábamos a reírnos con los buenos momentos que había en aquella película.
De esto hace ya muchos años, no tantos como 25, pero cada vez que oigo que en algún medio, alguien nombra la vaquilla como paradigma de la comedia española, o algún periódico la regala al módico precio de un euro junto con el suplemento semanal, una parte de mi se ilumina recordando aquellas noches de verano con los sospechosos habituales (Mr Insustancial: me he apropiado de tu termino).
En estos días navideños, si queréis pasar un buen rato, bajaos esta película o, mejor aún, compradla, que la venden en algunos periódicos a un precio ridículo para la calidad que tiene.
Un saludo, cosas malas

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