miércoles, 23 de diciembre de 2009

ACTIVISTAS DE GREENPEACE

El 17 de diciembre, el Director de Greenpeace España, Juan López de Uralde, junto a 2 activistas más, fueron detenidos por desplegar dos pancartas en la recepción de la reina de Dinamarca a los Jefes de Estado durante la Cumbre del Clima en Copenhague. Tras declarar ante el juez, los activistas han sido recluidos en una cárcel danesa, en régimen de aislamiento y sin juicio, hasta el 7 de enero. El viernes detuvieron a un cuarto miembro que se encuentra en la misma situación. Con esta acción, intentaban hacer un llamamiento a los líderes mundiales reunidos en esa cena de gala para que actuaran en la lucha contra el cambio climático. Su delito: desplegar dos pancartas con el lema Los políticos hablan, los líderes actúan en la entrada del Salón de los Caballeros del Palacio.
La Cumbre del Clima de Copenhague representaba una oportunidad única para lograr un acuerdo justo, vinculante y ambicioso para salvar el clima. Sin embargo, los líderes mundiales no han querido comprometerse y han traicionado al futuro del planeta y de las próximas generaciones, posponiendo el acuerdo para dentro de unos años.
Al margen de la oportunidad que se ha perdido, algo que me parece gravísimo, me gustaría saber cuanto ha supuesto en términos económicos una parafernalia como esta. Quizá si se conociesen estos datos y el personal supiese cuanto se podría haber hecho por el cambio climático (fomento de energías renovables, reciclaje o lo que sea) con ese dinero que han despilfarrado “los lideres mundiales”, a lo mejor los que tendrían que estar en la cárcel eran ellos. Pero como vivimos en el mundo al revés pues pasan estas cosas.
Desde los medios de comunicación españoles poco se ha dicho del caso. No interesa. Será que es más importante la vida de los cooperantes secuestrados, presuntamente por un grupo terrorista, en uno de los países más pobres del planeta que la del director de Greenpeace, encarcelado en uno de los países más avanzados del mundo. Para mi tienen todos el mismo valor y mientras para unos se hace lo indecible para su liberación, para el otro se pasa y se le deja unos días en la cárcel como castigo por haberse portado mal con los lideres del mundo, que ya han vuelto a casa a comerse los turrones con los suyos en sus aviones privados y con la conciencia tranquila de creer que no han podido hacer más y de no ver la oportunidad histórica que han perdido para hacer algo serio por el planeta.
Un saludo, cosas malas

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