martes, 9 de febrero de 2010

LA HUELLA

Mañana se cumplen 15 días desde que mi vida cambio de manera radical. El 27 de Enero del 2010 se ha convertido en una de las fechas más importantes a lo largo de estos 35 años y pico que llevo campando por el mundo. La mayoría de los que me leéis sabéis porque. Para el resto, sólo decir que he sido padre (que fuertes me siguen sonando estas palabras). Podría empezar esta vuelta al blog y a la normalidad diciendo que la emoción me ha embargado estos últimos días y que aún hoy lo sigue haciendo pero sonaría a discurso navideño real e impostado. Podría decir que he empezado otra etapa en mi vida, totalmente nueva y desconocida, que he empezado a escribir un nuevo capitulo de mi libro pero quizá suene un poco pretencioso. Podría tratar de describir todo aquello que siento pero me es muy difícil encontrar las palabras justas que lo definan. Podría decir que estoy creando un nuevo afluente del Ebro a base de babas de padre primerizo, que cada vez que llora es como si me apuñalasen el corazón, que cuando me mira sin ver con esos ojos de un color aún sin definir me derrito, que cuando me agarra algún dedo con sus pequeñas manos me transmite una energía indescriptible y su ansia infinita de agarrarse a la vida. Podría decir muchas cosas pero todo se resume en que lo vivido en los últimos días ha sido lo más mágico y bello que he vivido en toda mi vida.
El nacimiento de mi niña Lola me ha traído una brisa de aire limpio y fresco y, aunque estén siendo días duros, de aprendizaje, de adaptación a una nueva etapa, de reflexionar mucho y dormir poco, también están siendo días de disfrutar y aprender con una nueva vida que se abre. Ya he desistido de buscar el manual de instrucciones. Los primeros días pensé que nos lo habíamos olvidado en el hospital pero me equivoque. Ahora se que no existe y que es uno mismo el que tiene que escribirlo día a día.
Hace unos días escribía que en breve iba a aparecer una nueva huella en mi camino, pequeña pero que iba a quedar marcada firmemente en él para siempre. Pues bien, ya ha aparecido. Es la huella que ha hecho ese pie tan pequeño.
Un saludo, cosas malas

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